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sábado, 14 de mayo de 2016

En nombre de Peña Gómez, lo reclamo


Yvelisse Prats Ramírez De Pérez
yvepra@hotmail.com
Tenía escrito para esta semana un buen artículo, un En Plural que comentaba el Plan Nacional de Alfabetización y mi participación en este proyecto que reverbera mis pasiones políticas, educativas y ciudadanas.
Pero milito en un partido, he dedicado más de la mitad de la vida a luchar por la democracia, que reposa sobre un sistema de partidos que no puede resquebrajarse.
De ahí que doy un manotazo a las hojas escritas, reposadas y mansas, y escribo contra reloj unos pocos caracteres, como dice Martí: “Con sangre de las venas y del alma”.
En medio de una reunión que analiza, en el fi lo de una navaja amenazante para el destino de nuestro sistema de partidos, y que puede lesionar el crédito de uno de los Poderes del Estado, el Judicial, ya bastante cuestionado, llamo no solo a los perredeístas sino a la ciudadanía consciente, a las organizaciones civiles, a los que, viejos y jóvenes, hombres y mujeres han aprendido a vivir en una democracia, aunque sea precaria.
El hecho nos confronta, nos desafía, a mí me indigna y me duele. Tres altos dirigentes del PRD, el Presidente en funciones, el Secretario General y la Secretaría de Organización y un expresidente de la República van a ser juzgados por una Comisión que hacen espuria e ilegítimo su origen y parte de sus miembros.
¿De cuáles faltas se les acusa? Paradójicamente, absurdamente como en el “proceso” de Frank Kafka, “el pecado”, que cometieron los tres primeros, fue ser leales y apoyar al candidato del PRD; o sea, para decirlo en plata, no traicionar, no acompañar en la traición a otros.
En la reunión en la que escribo, escucho la dignidad y valentía, con que los sometidos ¡ay Dios! exponen su decisión de asistir al pervertido juicio, a preguntar de que se les acusa, para develar la infamia, y defenderse acusando. Porque la traición y la complicidad con el adversario político, en unas elecciones, sí son condenables.
Pero el honor del Legionario es el honor de la Legión. La historia que estos compañeros dirigentes van a defender, sus perfi les diáfanos, no es una historia personal.
Son, legal y legítimamente elegidos, nuestros dirigentes; han sido y son militantes fi rmes, han participado en la construcción de nuestro devenir como partido. Por eso, sus historias no son solo suyas, pertenecen a la historia gloriosa del Partido Revolucionario Dominicano.
Por eso, este caso, este juicio a la inversa, esta bárbara acción, atañe, agrede, compete a todos los perredeístas y más allá de la curva, al destino del país, que pierde si perdemos el Partido, el único recurso político que puede encabezar la oposición que requiere el equilibrio que garantiza la gobernabilidad.
Llamo a las bases del partido a que se manifi esten. Todavía hay tiempo de rescatar la sigla, el jacho, los principios, la historia, y un futuro en el que los jóvenes puedan creer.
Acompañaremos a los compañeros Andrés Bautista, Orlando Jorge Mera, Geanilda Vásquez e Hipólito Mejía, movilizando el poder humano de la base en la línea de masas con la que Peña Gómez dio siempre respuesta a los confl ictos partidarios.
Lo he pedido en varias ocasiones desde hace tiempo. Ahora en nombre de Peña Gómez, lo reclamo. Mis 52 años de militancia en el PRD me permiten exigir a cualquiera que no se atrevan a robar mi identidad.
Amo a mi PRD. No pueden quitármelo, sobre todo porque la mayoría en este país lo ama también, y espera de nosotros, los verdaderos dirigentes, la señal de salida para organizarse en su defensa. Como lo hizo Duarte, cuando fundó La Trinitaria.
La Comisión Política, los organismos sanos del PRD, deben convocarse y ellos decidirán el destino de un PRD que es propiedad de la militancia, es primer término, y también de un pueblo que tercamente se niega a perder lo que representa el PRD, la esperanza. 

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