Buscar en este blog

viernes, 15 de junio de 2012

"Democracia Dominicana"


Lic. Eurípides A. Uribe Peguero



Sobre mí

Nativo de Hato Mayor donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Es egresado de la Academia Naval de la Marina de Guerra, donde obtuvo el título de Licenciado en Ciencias Navales. Desempeñó funciones de mando en unidades navales, bases y comandancias de puerto. Ocupó las principales funciones del Estado Mayor de su Institución: Jefe y Sub-Jefe de Estado Mayor. En retiro de las filas militares desde el año 2004. Ha escrito dos libros. "Las Fuerzas Armadas entre luces y sombras" y "Las Caretas de La Democracia: Descubriendo Falsedades". Ejerce de articulista habitual en medios escritos y digitales.
De los ex militares que apoyaron a Hipólito Mejía en el pasado proceso electoral y de todo el pueblo dominicano se podía esperar cualquier reacción si alguien trataba de desconocer la voluntad popular expresada en las urnas, ganara Hipólito o Danilo. Todos debíamos salir al frente ante tal desconocimiento. Ningún miembro del MR con Papá,dijo que tendríamos una reacción violenta si Hipólito Mejía perdía las elecciones (las declaraciones del General Candelier fueron sacadas de contexto, pero él no pertenecía a nuestro movimiento). Como era deber de cualquier dominicano, reaccionaríamos si nuestro candidato ganaba les elecciones y no se reconocía el triunfo. ¿Se explicaba la hostilidad de la JCE y de la PME contra quienes apoyábamos a Hipólito, como un anticipo de la represión oficial para imponer a Danilo por la fuerza si era él quien perdía las elecciones?
Las afirmaciones del Presidente de la JCE y el jefe de la PME, sobre “subvertir el orden”, “provocar guerra civil”, “suplantar autoridad legítima”,etc, fueron argumentos para justificar sus excesos contra quienes solo tenían la intención de velar por la transparencia del proceso, la misma obligación que ellos tenían. Atribuir ahora, acciones fuera de Ley a quienes resultaron víctimas de sus atropellos, es una irresponsabilidad, inconsecuente con la realidad.
Decir que el dinero que circulaba el día de las elecciones, era parte de“la estructura de movilidad de votantes que montaban los partidos” es evadir la realidad y ver los hechos desde la perspectiva partidaria con la cual se manejó la JCE. El dinero que más se movió fue el que se distribuía desde los maletines de los funcionarios y grupos furtivos, armados hasta los dientes que se movilizaban con libertad durante el día de las elecciones.
Resulta contradictorio que el profuso mercado de cédulas que se implementó desde semanas antes y el mismo día del escrutinio, fuera visto por el Presidente de la JCE como un “mercado imaginario”, mientras que no tuvo la misma miopía para encontrar fantasmas de “Guerra civil”, “paramilitaresmerodeando por los recintos” y “enemigos de la JCE” en todo quien le hiciera una observación pertinente sobre alguna irregularidad.
En cuanto a las erráticas declaraciones del General Guerrero,prestándose a la articulación de una trama ficticia, que solo responde al posicionamiento político del Presidente de la JCE, es obvio que está en “búsqueda” de un espacio en el mando militar en el nuevo gobierno. Solo el enanismo mental de este oficial pudo hacerle pensar que teníamos planificado,“impedir que la gente acudiera a votar a partir de las 2 de la tarde del día 20 de mayo”.Eso, además de una burda invención, es un gran disparate.
En la tarde del día 5-6-12, en la Z101, fue leído un documento preparado por ex oficiales que apoyaron la candidatura de Danilo Medina. Era una Directiva, similar al Plan Estratégico que preparó el MR con Papá para organizar sus actividades el día de las elecciones. Esos ex militares, quienes también estuvieron vigilantes en todo el país durante ese día, no fueron desarmados, ni perseguidos, tiroteados, ni apresados. Actuaron libremente. ¿Se referían a ellos el Presidente de la JCE y el Jefe de la PME cuando mencionaron “Paramilitares merodeando los Recintos”?
Los hechos reales
El día de las elecciones, hice un recorrido por las 5 provincias del Este. Llegué a Hato Mayor a las 10:30 de la mañana. En la Escuela Pública Bernardo Pichardo estaba instalado uno de los Recintos electorales de la población. Frente a ese Recinto operaba un grupo de peledeístas locales comprando cédulas públicamente. Se lo reporté a un capitán de la PME de servicio en el lugar y me respondió que no tenía órdenes para detenerlos. Frente al Recinto instalado en el colegio de las monjas de la misma población, el PLD tenía habilitada una casa donde compraban cédulas abiertamente ante la mirada indiferente de los militares que custodiaban el lugar. Era la reproducción de lo que estaba ocurriendo en todo el país.
¿Qué hacia en el Seibo el Contralmirante Miguel Ángel Suárez Núñez, vestido de civil y en compañía del reconocido peledeísta seibano, William Jacobo, seguidos por cinco yipetas negras ocupadas por varios civilesarmados? Un Fiscal fue detectado en Sabana de la Mar y otro en Higüey comprando cédulas haciéndose acompañar de gente armada. En esta última población, un guardaespaldas del Gobernador, quien se movilizaba amedrentado a los votantes, hirió de bala a tres perredeístas. La JCE y la PME al parecer no recibieron informaciones de este vandalismo oficial.
Sobre las “amenazas en Cotuí”, la JCE intenta opacar el abuso que cometió el General Brown contra el ex General Rodríguez y Rodríguez, a quien junto a otras personas, amenazó de muerte y detuvo en forma humillante. El general Brown, tiene ahora dos grandes “méritos” como oficial policial; uno es haber desconsiderado a un General de las Fuerzas Armadas, encañonándolo y arrodillándolo, a pesar de habérsele identificado y el otro es haberse humillado él, con el indigno trabajo de ser el sirviente personal por varios años del pelotero Sammy Sosa. La “amenaza” que realizaba el General Rodríguez era interferir en la compra de cédulas que hacían los peledeístas en Cotuí.
Los ex militares estamos facultados a la tenencia de armas. Ese día estaba prohibido portarlas y a eso nos acogimos, sin embargo, algunos, como el caso del General Rodríguez, pudieron llevarlas en sus vehículos (esto no es Porte). Este oficial y otros miembros de nuestro Movimiento, fueron despojados de armas que mantenían en sus medios de transporte. Eran sus armas autorizadas, las cuales no utilizarían con fines sediciosos ni terroristas. A las armas del General Rodríguez, les fueron agregadas algunas “chilenas”, para justificar un expediente mostrenco que le han preparado. El aparataje del desarme de ex militares ligados a Hipólito Mejía, se hizo para sacar de circulación a gente que estaba vigilante para que la compra de cédula no se produjera. Lo de Paramilitares, es para dar justificación a la ignominia que se cometió contra ellos.
Una situación similar se produjo contra otros ex militares que desde distintos puntos del país observaban el desarrollo del proceso de las elecciones. En ese tenor fue tiroteado el vehículo del ex General Manzueta en Monte Plata, detenido el ex general Rodríguez Vidal en Pedernales, acosado el General de Oleo en San Juan de la Maguana y amedrentado el Contralmirante Rojas de Veras en la fortaleza de El Seibo.
Aunque las respuestas son evidentes, hay interrogantes a las cuales, el Magistrado Rosario Márquez no da ninguna explicación ¿Por qué tan marcada hostilidad anti perredeísta en la JCE y la PME, si ambas entidades estaban llamadas a arbitrar y ser ente de seguridad con carácter imparcial? Y por el contrario, ¿por qué tanta anuencia y confabulación con las posiciones peledeístas de parte de estos organismos?
¿Cómo se podían aportar fotos probatorias de la compra de cédulas, si los miembros de la PME, como fue hecho en Azua contra un periodista, destruían las cámaras a quienes trataron de hacerlo?
Grupos paramilitares son bandas terroristas para subvertir el orden establecido. Son grupos ilegales que usan las armas para conseguir propósitos personales. Atribuido a ex militares, con sobrado historial demócrata y de probada ecuanimidad, es una injusticia imperdonable. Una acción malévola y llena de mala fe, que contrasta con la responsabilidad que se espera de quien representa un organismo tan delicado como la JCE. Tampoco se esperaba de un General de las FFAA, quien no debía descalificar tan alegremente a gente que en alguna forma participó en su formación militar, fueron sus instructores y superiores y por lo menos, merecen consideración y respeto.
Estos excesos de quienes estaban llamados a proceder con mesura e imparcialidad, se explican en el intento de echar lodo a la imagen del candidato que no gozaba de la mejor voluntad de quien dirigía el organismo electoral. Es también un intento de rescatar la imagen ensombrecida del Presidente de la JCE, luego de auspiciar un escrutinio, cuyos resultados resultaron ilegítimos, por la falta de equidad en la labor que le correspondió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario