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lunes, 4 de junio de 2012

Desarrugando un triunfo arrugado por el Estado


El baloncesto celebra el encestamiento “sin arrugas”, sin tocar aro y apenas rozando malla, como expresión de nitidez. La Nación necesitaba del pasado proceso un gobierno emanado “sin arrugas” para encarar desafíos estructurales y coyunturales que penden sobre ella. Si bien todos reconocen, implícita o explícitamente, que Danilo Medina ganó, no es menos cierto que su triunfo está atenuado por arrugas provocadas por la intervención del mismo Estado que lo venció años atrás. Afortunadamente está en sus manos, para su provecho y el de todos, desandar esas arrugas.
Evaluaciones concluyen admitiendo empañamiento de ese triunfo por intervenciones oficiales, incluyendo acciones y omisiones de la JCE como parte del Estado; bastando consultar para ello los informes de la OEA y Participación Ciudadana. The Economist cita “acusaciones de fraude”, recordando emisión de millares de duplicados de cédulas antes de las elecciones. El presidente de la JCE, al retomar su confrontación con la observación electoral, hizo retrotraer los conflictos informáticos y la ingenuidad de soluciones encontradas.
El triunfo quedó pues rodeado de arrugas expresadas en comercio de cédulas estimuladoras de abstención y visos de parcialización del arbitraje electoral, junto a intervención de recursos estatales y campaña descalificadora.
Muchos han propuesto pactos compatibles con discursos de concertación, unidad nacional o conciliación pronunciados por los protagonistas del proceso, durante y posteriormente a la campaña, centrándose en la proposición de nuevas leyes.
Pero de pactos y leyes incumplidas está preñada nuestra democracia, imponiéndose un entendimiento sustancial, de fondo, sobre problemas nacionales, algunos aflorados durante la campaña.
Una vía expedita para éste entendimiento es que el Presidente electo implemente consultas con los candidatos que participaron en los pasados comicios, como sucede en otras naciones, para conversar en torno a temas que constituyen preocupación nacional. Así se haría algo que nunca se ha hecho.
No puede faltar en estas consultas responder las interrogantes que arrugan su propio triunfo, para lo cual habría que determinar en qué medida la JCE cumplió sus responsabilidades constitucionales (Art. 212 párrafo IV) y legales ( Art. 6 literales f y rr de las atribuciones administrativas y del c y e de las atribuciones reglamentarias) brindando oportunidades para corregir lo encontrado que tuviere mal.
Esto allanaría el camino para abordar armoniosamente otros temas como encarar la corrupción mediante una Cámara de Cuentas capaz de prevenir y preservar, informatizada y normativamente, manejo de fondos y el patrimonio público, respectivamente.
Y la Concertación Social prevista en el Art. 251 de la Constitución mediante un Consejo Económico y Social que asuma el rol de “órgano consultivo del Poder Ejecutivo en materia económica, social y laboral”.

De pactos y leyes incumplidas está preñada nuestra democracia
Escrito por: GUILLERMO CARAM

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